El legado animal de Yabrán en Entre Ríos: una plaga incontrolable de ciervos

Actualidad31 de enero de 2023 Alejandro Attili
Alfredo Yabran
Alfredo Yabran, fotografiado por Jose Luis Cabezas, caminando por las playas de Pinamar junto a su mujer

El trágico final de Pablo Escobar y Alfredo Yabrán marcaron un antes y un después en el cuidado de la fauna. En Finca Napoli, Medellín, Pablo Escobar había traído consigo animales exóticos de todo el mundo para llevar a cabo un zoo privado. Entre ellos, se encontraban los temibles hipopótamos, agresivos y territoriales, que se reproducen con gran facilidad. 

Tras la muerte de Escobar, el gobierno colombiano dejó de cuidar el zoo, lo que provocó que los hipopótamos escapasen. Esto dio lugar a una situación catastrófica que acabó cobrando vidas humanas y desequilibrando el ecosistema. Igualmente, Alfredo Yabrán, conocido como "El Cartero", había traído ciervos de su hábitat natural del sur y los había liberado en su campo de Larroque, Entre Ríos

Tras su fallecimiento, nadie de su entorno regresó a Larroque, haciendo aún más preocupante la situación. En conclusión, la muerte de ambos hombres marcó un antes y un después en el cuidado de la fauna. La realización de zoológicos privados sin la adecuada supervisión por parte del gobierno, provocó graves problemas en el medio ambiente.


Estancia San Ignacio Yabran


Cada semana se realizan misas en memoria de Alfredo Yabrán, a quien sus seres queridos mencionan con las demás almas fallecidas. Sin embargo, la estancia San Ignacio donde el fallecido se disparó en la boca con una carabina 1270, no es un lugar de peregrinación para los residentes de Larroque, así como tampoco para los 5000 pobladores de la zona. Debido a que ningún control fue impuesto sobre los ciervos que cuidaba Yabrán, estos se reprodujeron y salieron a las inmediaciones buscando alimento, lo cual resultó en un desequilibrio del ecosistema local. Esto incluye el deterioro de la existencia de especies más pequeñas y vulnerables que viven en el área. 

Las ONG encargadas de la vida silvestre desconocen lo que sucede en Larroque, lo cual ha resultado en un coto de caza sin regulaciones. En lugar de capturar y devolver los ciervos a su hábitat del sur, se los mata para faenarlos y convertirlos en un festín. Los encargados de la situación deben tomar medidas para devolver los ciervos a su hogar, dejando de lado los intereses de los tiradores aficionados o profesionales. 

 


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