Trump presiona, México acata y el acuerdo bilateral empieza a mostrar resultados concretos

La cooperación entre Washington y Ciudad de México avanza con cifras contundentes: miles de detenidos, toneladas de droga incautadas y un freno real al tráfico ilegal en frontera

México07 de agosto de 2025Redacción Primicia 24Redacción Primicia 24
Trump busca poner fin a una decada de abandono de la seguridad en la frontera
Trump busca poner fin a una decada de abandono de la seguridad en la frontera

En una muestra de coordinación diplomática poco habitual en el hemisferio, el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, confirmó este miércoles que los acuerdos bilaterales en materia de seguridad están comenzando a dar resultados tangibles. El mensaje, difundido a través de redes sociales, destacó el trabajo conjunto entre la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum y el presidente estadounidense Donald Trump, quienes impulsan una estrategia binacional orientada a frenar el tráfico de drogas, armas y migrantes ilegales.

"Frenamos el flujo de fentanilo hacia el norte, de armas hacia el sur y la migración ilegal", sentenció Johnson, subrayando la eficacia del operativo conjunto y el compromiso de ambas administraciones en proteger a sus respectivas poblaciones. El embajador agregó que cada arma incautada “significa una familia más segura” y cada dosis de fentanilo detenida “puede salvar una vida”. Una declaración con fuerte impacto, teniendo en cuenta que esta droga sintética causó más de 48.000 muertes por sobredosis en Estados Unidos durante 2024, según datos oficiales de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades). El dato más llamativo es el freno que logró imponerse sobre el tráfico de fentanilo, cuya ruta más frecuente ingresa por territorio mexicano, tras ser elaborado con precursores químicos provenientes de China. La presión de la Casa Blanca fue determinante: Trump no dudó en amenazar a México con aranceles del 30% a todas sus exportaciones si no se aplicaban medidas firmes contra el narcotráfico.

La diplomacia dura funcionó. La semana pasada, ambos países sellaron un acuerdo para postergar por 90 días la aplicación de esos gravámenes, como gesto de buena voluntad tras los primeros resultados de la “Operación Frontera Norte”, implementada por Sheinbaum en coordinación con Washington. Los números no tardaron en llegar: desde febrero, se han detenido a casi 6.000 personas y se incautaron más de 54 toneladas de droga, incluyendo 310 kilogramos de fentanilo. Un hito significativo en una guerra que durante años pareció perdida.

Donald Trump

El acuerdo, que aún no fue firmado formalmente pero está "casi listo" según las palabras de la propia mandataria mexicana, representa una novedad en materia de cooperación regional. Estados Unidos pone el foco en proteger sus fronteras y contener el flagelo de las drogas, mientras México busca evitar un nuevo frente de confrontación comercial que podría tener consecuencias económicas severas. A diferencia de otros momentos de tensión entre ambos países, la administración de Sheinbaum ha optado por alinearse —al menos parcialmente— con las prioridades de seguridad de Estados Unidos. Atrás parecen haber quedado los discursos ideológicos que impedían avances prácticos. El hecho de que se haya logrado una pausa a los aranceles mientras se sostiene un operativo antidrogas conjunto, demuestra que el pragmatismo está primando por sobre la retórica.

El presidente de los Estados Unidos marca el rumbo del orden

Trump, por su parte, consolida su imagen de firmeza. Desde que asumió su segundo mandato, el magnate republicano dejó en claro que no tolerará ambigüedades ni complicidades en la lucha contra el narcotráfico. La inclusión de México como socio operativo, pero bajo presión directa, es una señal de cómo su administración concibe las relaciones exteriores: sin concesiones, con resultados concretos o con consecuencias tangibles. El embajador Johnson también destacó que este entendimiento incluye no solo el combate al narcotráfico, sino también al tráfico de armas y a la migración ilegal, dos temas que históricamente han sido fuente de fricción bilateral. La Casa Blanca apunta a frenar las caravanas que intentan cruzar la frontera sur y, al mismo tiempo, cortar el flujo de armamento que termina en manos de los cárteles mexicanos.

En ese sentido, la narrativa oficial en México trata de bajar el tono a las críticas. Sheinbaum afirmó esta semana que el acuerdo no está “en riesgo”, pese a un artículo del Wall Street Journal que aseguraba lo contrario. La presidenta insiste en que el entendimiento avanza y que su país mantiene el control del proceso, aunque cada día que pasa, queda más claro que la iniciativa y el ritmo lo marcan desde Washington. Lo cierto es que, más allá de los discursos, los hechos muestran que la presión estadounidense ha forzado un cambio de estrategia en México. La participación de sus fuerzas de seguridad, el aumento de incautaciones y la coordinación transfronteriza representan una novedad frente al laxismo de años anteriores. Resta ver si este impulso se mantiene en el tiempo o si solo se trata de una respuesta coyuntural ante la amenaza de aranceles. Por ahora, la operación conjunta es celebrada como un avance necesario, y la figura de Trump emerge fortalecida en su cruzada contra el fentanilo y la inmigración descontrolada. En tiempos donde los resultados valen más que las palabras, la coordinación pragmática entre dos potencias vecinas parece haber encontrado, al fin, un canal de acción efectiva.

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