El sabado por la madrugada un joven fue brutalmente atacado por un grupo de rugbiers a la salida del Corsódromo Nolo Alías, en la provincia de Corrientes
Actualidad07 de febrero de 2023
Lisandro Machado
Leonardo Chávez, un joven de 31 años de Corrientes, fue brutalmente atacado por un grupo de rugbiers a la salida del Corsódromo Nolo Alías, donde se llevan a cabo los carnavales de Corrientes Capital. El incidente fue grabado con un celular y difundido en redes sociales. Chávez relató que al salir del corsódromo, un joven le arrojó un puñetazo y fue rodeado por otros rugbiers. En inferioridad numérica, fue derribado y golpeado con puñetazos y patadas, hasta que uno de ellos lo pateó en la cabeza.
Como resultado de la agresión, perdió algunos dientes. En las imágenes se puede ver que el agresor llevaba puesta una remera negra y que el ataque recuerda el que recibió Fernando Báez Sosa de parte de Máximo Thomsen, quien fue sentenciado a prisión perpetua por el crimen del joven estudiante de abogacía.
Según el abogado de la víctima, Rubén Leiva, se están realizando consultas sobre las cámaras de seguridad del corsódromo con el objetivo de identificar al agresor. Chávez afirmó que él y sus amigos no tuvieron problemas en el corso y que él debe seguir un tratamiento y llevará tiempo la asistencia del odontólogo para reparar su dentadura.
"Por los severos traumatismos en la cabeza, debo seguir un tratamiento y también llevará tiempo la asistencia del odontólogo para reparar mi dentadura. No fuimos a pelear ni tuvimos problemas en el corso", dijo Chávez.
Luego del asesinato de Fernando Báez Sosa en manos de ocho rugbiers, el deporte quedó en el centro de la escena. Uno de los que habló del tema y asumió la responsabilidad fue Agustín Pichot.
“Lo llevo más como una autocrítica. Entender que en un momento era aceptado y ahora no. Me preguntás en ese momento por qué lo aceptaban: ¿por qué te parecía que estaba bueno o a vos te divertía? Yo me hago cargo. Cuando nos íbamos a pelear, tenía 16 ó 17 años, íbamos a pelearnos a Ku en Pinamar, no tenía nada de bueno. Pero en ese momento nos parecía que era divertidísimo. Hoy me decís y tengo hijas chicas y jamás lo aceptaría. No me parece natural. Ahora me decís ¿por qué a los 17 a vos te parecía natural? Yo qué sé, no soy sociólogo. Pero sí tiene que ver con esto que te digo de la parte del macho, de ser más vivo, de que por ahí íbamos en patota. Patota porque somos un grupo de amigos, no porque nos juntábamos para pelear. Nos juntábamos como se juntan todos los amigos en una plaza. Nosotros nos juntábamos en el club y salíamos a bailar como cualquier grupo de amigos”, detalló.
Tambien se refirió a las estigmatizaciones que se vive en el mundo del rugby respecto a su clase social. "No sé si es un tema tan de clase. La gente tiene un mal análisis y cree que todos los que juegan al rugby somos de clase social alta, y no es así. La mayoría, te diría que el 90%, es clase media. Aparte, por otro lado, soy una persona a la que le cuesta mucho el tema de clase, no me gusta discriminar de ninguna forma. Mi abuelo era diariero en Martínez, no te lo estoy diciendo de un lado que soy de la alcurnia, que era patricio de la ciudad de Buenos Aires”.
Fuente e imagenes: viaszeta.com
Aunque su presencia es familiar para muchos de los vecinos, pocos conocen la verdadera historia detrás de su sonrisa perseverante y sus palabras amables
