La justicia investiga una proxeneta en pleno barrio de Belgrano

Uno de los departamentos está ubicado en Amenabar 2790, casi Ugarte. La inmensa red de trata de la cual se sospecha hay más lugares, se salió a la luz por un robo ocurrido en el lugar

Narcotráfico 30 de junio de 2023 Redacción Primicia 24 Redacción Primicia 24
Amenabar 2790
Amenabar 2790

La justicia tiene en la mira una pareja de proxenetas que explotan mujeres en pleno barrio de Belgrano. Uno de los locales, ubicado en Amenabar 2790, es el lugar en el que se destapo una inmensa red de trata y narcotráfico. La encargada del lugar, una joven de apenas 30 años, fue grabada manejando a las jóvenes que trabajar en el lugar. Ahora, a través de las filmaciones de la Policía de la Ciudad, se busca determinar la identidad de quien que sería el encargadado de proveer la droga en el lugar en el que se explotan varias mujeres.

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Gustavo Vera, titular de la ONG La Alameda, en su incansable trabajo contra el proxenetismo aseguró tiempo atrás, “Tenemos más de 150 denuncias en juzgados en materia de proxenetismo hemos denunciado y desmantelado unas cuantas redes, como las casitas de Río Gallegos, o departamentos de políticos donde funcionaban muchos prostíbulos”.

Proxenetismo

La casa -estilo departamentos- es regenteado por una joven de tan solo 35 años que ya fue identificada, quien a su vez, trabaja a las órdenes de una pareja de proxenetas radicadas tambien en el mismo edificio. Vecinos del lugar le señalaron a Primicia 24 en el día de hoy que “se manejan con total impunidad, las jóvenes a veces parecen no superar los 18 años y tienen un patrón en común: la pobreza”.

Otro propietario de la zonaseñaló que “viene luchando contra esta causa desde hace rato”. Y agregó: “Me alegra que por fin se haya destapado esta olla. Tengo identificados a los dueños y a quienes manejan todo el negocio. No tengo problema en ir a la justicia y aportar toda la información necesaria con el fin de terminar con esta mafia”.

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El testimonio Alika Kinan: el crudo relato de una mujer que logró escapar de sus explotadores, "la prostitución y la trata nos deja podridas por dentro”

La pobreza, la falta de recursos, la dejadez del Estado y la complicidad de la sociedad en su conjunto, son el cemento con el que se construye el sistema prostitucional. Un gran negocio que lucra con la explotación de mujeres en todo el mundo.

El testimonio de una escort

Esta argentina es la primera superviviente de la prostitución que consiguió sentar en el banquillo y condenar a su tratante y también al Estado por los años de explotación, por la tortura sufrida. Una condena que, como afirma, ha comenzado a cambiar el destino de las víctimas de estos delitos en Argentina.

Convencida abolicionista afirma no entender el debate sobre la libertad de las mujeres a disponer de sus cuerpos. "Yo estoy absolutamente a favor de que las mujeres podamos decidir sobre nuestros propios cuerpos. Por eso estoy en contra de la prostitución. Porque ahí ya no decidimos nosotras sobre nuestros cuerpos. Decide quien paga. Decide el mejor postor", afirma. Desde hace años dirige al fundación Alika Kinan contra el proxenetismo y es, además, Directora del programa de estudio, formación e investigación sobre la trata de personas de la Universidad Nacional de San Martín de Buenos Aires.

-Usted fue captada y prostituida durante 16 años en el sur de Argentina. ¿Cómo cae una chica joven en estas redes?

-Los 16 años no fueron sólo en el sur de la Argentina. Ni fueron siempre en el mismo prostíbulo. De hecho yo estuve ocho años viviendo aquí en España en condiciones de esclavitud sexual. Gran parte de estas mujeres están en una situación de pobreza absoluta. Hablar de trata nos pone en la cabeza la película de Liam Neeson (Venganza) … el secuestro violento, la mujer en los países del este… Pero en realidad no es así. La mayoría de las veces no es un secuestro y no es una mujer absolutamente sodomizada que pone resistencia y entonces la drogan. Habitualmente los mecanismos que tienen las organizaciones criminales son mucho más sutiles y menos violentos. Utilizan otras formas de sodomización y de coaccionar a la víctima.

Latinoamérica es una región que está permanentemente en crisis. Ahora le podemos sumar toda la crisis migratoria de las desplazadas venezolanas. Y todo este derrame de mujeres no hace más que acrecentar una problemática social que es bastante antigua, que es las mujeres tratando de subsistir. Mujeres en las calles, mujeres en búsqueda de ayuda, con crías, que tratan de poner un plato de comida en la mesa. Mi situación fue esa. En el año 1995, mis padres se habían separado y no se hablaba de ayuda alimentaria ni nada por el estilo. Yo me quedé al cargo de mi hermana y sin ningún tipo de recursos. Fue muy fácil que las organizaciones criminales me detectaran entendiendo que era una víctima "viable" para ser explotada sexualmente y que no oponga resistencia. Yo a los 16 o 17 años no buscaba la prostitución. No buscaba hombres ricos para que me compren un auto o un departamento. Buscaba trabajo y no sabía cómo. A mí me detectaron y me dijeron: "¿Estás buscando trabajo? Sos muy linda y podés ganar mucho dinero".

Esto es lo que sucede básicamente en Latinoamérica y es la forma en que somos fácilmente captadas, trasladadas y explotadas sin ningún tipo de resistencias. Pensar que la trata de personas es el secuestro, que viene una furgoneta blanca… es una ilusión que tiene que creer la sociedad para sentir que no tiene responsabilidad. Pero no es así. Hay una responsabilidad estatal y una complicidad por parte de la sociedad que ve los burdeles, ve los prostíbulos y ve entrar y salir mujeres permanentemente. Yo tenía llave de donde era explotada sexualmente y entraba y salía. Pero ¿a dónde iba a ir?

-Entrar, como dice, es sencillo. ¿Salir es difícil?

-Entrar en los circuitos prostituyentes es fácil, sobrevivir al sistema es lo complejo. Pero salir de la explotación sexual y de la trata de personas requiere de un compromiso titánico por parte de la víctima. Porque tenemos una sociedad estigmatizante, una sociedad que no se compromete y también un Estado con funcionarios y funcionarias con escasa formación. Tan escasa que roza la estigmatización a la víctima, que provoca una revictimización. La víctima viene de un abandono estatal y que nuevamente se encuentre con los impedimentos de poder reinsertarse socialmente es complejo. Por eso hace falta muchísimo acompañamiento.

Una ley de trata o de explotación sexual necesita de muchísimo acompañamiento estatal, de los municipios, de las agencias internacionales. Necesitamos el compromiso de una sociedad para poder salir. Porque la responsabilidad no es de la víctima, sino de todos y de todas.

-Usted fue la primera persona que consiguió una condena hacia su proxeneta y al Estado

-Sí. Es la primera vez que una víctima logra. Yo tuve los elementos y el acompañamiento para poderlo hacer: familiar, emocional, psicosocial y sobre todo un acompañamiento económico para poner esa demanda. Son muy pocas las víctimas que pueden avanzar en este tipo de demandas, porque están solas, porque la familia las culpabiliza de su propia explotación, y por no tener recursos económicos que sigan manteniendo al grupo familiar. Hay que recordar que esto se produce en situaciones muy adversas de pobreza, de desplazamiento forzado, de crisis migratorias en busca de proyectos de vida dignos. Porque esto también hay que señalarlo. La víctima no sólo necesita recursos económicos y un acompañamiento psicológico, necesita de protección. Porque a lo que nos estamos enfrentando es a uno de los delitos más graves que hay en la humanidad. Y la gravedad no es ni más ni menos por la finalidad que tiene: el enriquecimiento. Es un delito económico que daña y ultraja la dignidad humana. En general no podemos llegar a denunciar, porque o nos matan por el camino o perdemos la vida en el intento o porque tenemos tanto miedo que es imposible avanzar contra los proxenetas.

-¿Qué pasó tras ese triunfo judicial? ¿Qué impacto tuvo?

-Supuso un cambio en el destino de las víctimas en Argentina. Yo fui la primera que hizo un reclamo económico por los años de explotación, por la tortura sufrida. Esto era inédito en Argentina, en Latinoamérica y en el mundo entero. Y a partir de ese momento se pudo empezar a pensar en que los jueces y las juezas indemnicen de forma espontánea a las víctimas de delito de trata. Es un hito histórico en lo que son los sistemas de reparación por prostitución, por trata de personas o explotación sexual. Ese fue el logro más importante y es por el que en Estados Unidos me reconocen como heroína. En cuanto a mi vida, ya cambió desde el momento en el que fui rescatada, cuando me reuní nuevamente con mis hijas. Mi vida cambió cuando al ser rescatada pude realizar un proceso de reflexión sobre qué es lo que había vivido, cómo lo había vivido y por qué había vivido eso. Pasé por diferentes estados: por el sufrimiento, el dolor, la frustración de no poder encontrar una representación legal, de un acompañamiento en ese camino hacia el acceso a la justicia de las víctimas de trata.

Luego llegó ese maravilloso proceso que es la resiliencia, el empoderamiento, el decir: puedo, lo conseguí. Asegurarme de que nunca más iba a faltar un plato de comida sobre la mesa. Asegurarme de que mis hijos e hijas puedan ser educados dignamente sin tener que arrodillarme ante nadie. Porque mi exmarido lo que pretendía era eso: la súplica. Esa pérdida de dignidad, de derechos para acceder a algo que es un derecho para mis hijas. Lo que vivimos muchas veces las mujeres es esta violencia vicaria donde se hace daño a los hijos y a las hijas para someter a las madres.

-¿Se casó en el tiempo en el que ejercía la prostitución?

-Yo lo conocí a él en Tierra del Fuego en un prostíbulo, mientras él pagaba por sexo en un momento en el que yo tenía idealizada y romantizada la figura de ese hombre que te rescata dentro de un burdel. Si bien no estaba enamorada y no pensaba en el amor en ese momento, sí lo vi como una oportunidad para salir de esa situación de explotación que yo no había elegido y en la cual no quería estar. Fue una oportunidad de salir del sistema. Él canceló toda la deuda en el prostíbulo. Lo pagó con todas las tarjetas de crédito que tenía y al cabo de unos meses yo estaba aquí en España con esa fantasía de haber salido del sistema prostituyente tan fácil y de forma casi gratuita. Pero nada es gratis. Viajé con 2.500 dólares que se los di a él cuando llegué. Estuvimos dos meses de vacaciones pero como él no tenía trabajo me dijo: acá a la vuelta hay un prostíbulo. Y ahí terminé yo.

-¿Qué secuelas deja la prostitución y la trata?

Nos deja vacías. Nos deja a oscuras. Nos deja tristes. Nos deja con enfermedades, con dolor. Nos deja sin deseo y sin placer. Nos deja absolutamente podridas por dentro, en todos los sentidos, en el literal y en el metafórico. Nos deja con un cuerpo para sanar y con todo un proceso psicológico durísimo por delante para dormir en paz, de un tirón, para dormir sin pesadillas, sin sueños. Nos deja con ese pendiente de los reclamos de la familia: "¿Por qué dejaste de enviar dinero? ¿Por qué ya no más? ¿Por qué ahora no?". Porque seguimos siendo pobres. Porque no hay ninguna mujer que sea rica en situación de explotación sexual. Nos deja con esa tarea de vida por parte de las madres de dar respuestas a nuestras hijas. Y responder a sus preguntas.

Es la parte más difícil. La de dar esa respuesta a mis hijas. No sabía qué decirles. Era ese dolor, esa vergüenza, y no sabía qué responder. Yo sé que lo hice bien. Pero al principio no sabía qué decir, por mi propia ignorancia. Sí que había respuestas pero no sabía cómo ubicarlas. ¿Dónde las ponía? Cómo armo todo esto que está tan desarmado. Es como si estuvieras jugando al bowling  y eres parte de ese escenario y que te despedazaron en mil pedazos. ¿Cómo juntás todo eso?

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