Política Jose Ferras 01 de diciembre de 2018

Cómo vivió Mauricio Macri el primer día de la cumbre que soñó durante casi tres años

Mauricio Macri y Juliana Awada junto al Presidente de Francia Emmanuel Macron
Mauricio Macri junto al Presidente americano Donald Trump
El Presidente Mauricio Macri durante su discurso
Mauricio Macri junto a Xi-Jinping
Macri en el discurso inaugural
Macri y Trump
El almuerzo protocolar que dió inicio al G20
Mauricio Macri junto a Cristine Lagarde

Mauricio Macri esperaba desde junio de 2016 el momento de la cumbre de presidentes y jefes de estado del G20, y desde su llegada a la Presidencia había trabajado para que la Argentina rompiera el aislamiento y se integrara al mundo. La canciller Susana Malcorra logró con éxito que la mayoría de los países respaldaran el elegir a Argentina como sede después de Alemania.

El Presidente había soñado con este momento durante dos años y medio, incluso durante los peores días de la crisis devaluatoria, cuando muchos creían que su gobierno estaba terminado. El G20 era su punto de llegada y de nueva partida, la oportunidad para que todos los argentinos comprendieran la importancia de que el país tuviera un papel protagónico en el gran concierto de las naciones.

Sin embargo, el sábado último un conflicto dentro de la barra brava de River terminó en una situación embarazosa que puso en duda la capacidad local para llevar adelante un megaevento de tal magnitud. El Presidente, sin embargo, mostró su buen humor cuando salió a las 6.53 de la mañana desde la Residencia Presidencial de Olivos para encontrarse con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

La relación entre ambos es muy estrecha, y Trump ha expresado reiteradamente su aprecio por Macri. Durante la reunión, Macri ayudó a Trump a domesticar un poco su rebeldía natural, y los temas tratados fueron mucho más personales que políticos. El primer ministro australiano Scott Morrison tuvo que esperar un rato antes de ser recibido.

El Presidente Mauricio Macri comenzó con fuerza la Cumbre del G20, mostrando sus dotes de anfitrión para cada líder mundial. Macri parecía estar feliz y disfrutando cada momento, caminando concentrado de un lugar a otro sin miedo. Él se sentía bien preparado para esta carrera difícil.