Esta noche, en la Facultad de Derecho de la UBA, a las 21:00, se lleva a cabo el debate presidencial entre Javier Milei y Sergio Massa. Luego de una primera vuelta donde Massa lideró con el 36,68% frente al 29,98% de Milei, el debate promete ser un campo de batalla de ideas y estrategias.

El formato del debate permite micrófonos abiertos, generando una dinámica que favorece la interacción directa y confrontaciones. Los temas son variados y cruciales: economía, relaciones internacionales, educación, salud, producción, trabajo, seguridad, y derechos humanos. Cada candidato dispone de 12 minutos por tema, que puede administrar a su discreción, prometiendo un análisis profundo de sus propuestas y visiones para el país.

El sorteo previo al debate determinó que Massa abrirá la discusión, seguido por Milei. Ambos tendrán un minuto para presentarse y dos para concluir. Curiosamente, las reglas prohíben mostrar material gráfico y el uso de dispositivos electrónicos, aunque se permiten hojas y lapiceras para notas. Moderado por un equipo de periodistas destacados, este debate no solo es un enfrentamiento ideológico, sino también un reflejo de la tensa atmósfera política de Argentina. Con la economía y la gestión gubernamental en el centro del debate, el país observa atentamente, esperando respuestas y soluciones claras a los desafíos actuales.

La última oportunidad del ministro en una semana caliente

Massa sabe que el debate presidencial será su última oportunidad para convencer a un electorado de indecisos que padece la inflación del 150 por ciento anual, un dólar de $1000 y una ola de desabastecimiento en los principales rubros de la economía. A esto, hay que sumarle el papel de su candidato a vicepresidente que tuvo una semana poco feliz. Primero, en el debate de vicepresidentes dejó una imagen para el olvido. No logró responder preguntas, dejó más dudas que certezas y mostró un enorme vacío intelectual. Por otro lado, la filtración de una red de espionaje ilegal que se desarrolló en los últimos años en este país, puso en evidencia la fragilidad de la AFI y los desmanejos internos. Rossi, fue titular de la ex-SIDE durante gran parte del gobierno de Alberto Fernandez.