El hermano de Benjamín Domínguez envuelto en una mega estafa piramidal en La Plata

Replicando a Leonardo Cositorto, un joven platense, de tan solo 22 años, lideró una de las principales organizaciones delictiva de La Plata que tiene en la mira la justicia. Joaquín Domínguez es el hermano del futbolista y goleador de Gimnasia y junto a su esposa Estefanía Arguello Miño y su suegro, un albañil paraguayo de 70 años de edad, montaron un sistema piramidal en la ciudad de La Plata con ramificaciones en Mar del Plata, Buenos Aires y Berisso, según consta en un sinfín de denuncias de estafa, lavado de dinero y asociación ilícita que pesan en su contra.

Utilizando a la Iglesia Universal como pantalla y lugar de prédica y captación de inversores, al igual que Cositorto, el joven fabuló ante sus futuras víctimas las más variadas excentricidades: inversiones en criptomonedas, bonos y proyectos de real estate junto a León Arguello, su suegro de nacionalidad paraguaya y uno de los denunciados. En connivencia con Joaquín, su esposa y su suegro, también aparece denunciado como parte de la asociación ilícita Sergio Domínguez, padre de Joaquín y Benjamín, con varias causas y antecedentes por robo en su prontuario.

Sergio, según el testimonio de varios damnificados, funcionó como una pieza clave dentro de la organización. Ya que, por un lado, operó de nexo entre Joaquín y la Iglesia Universal de La Plata, salpicada por los desmanejos del clan Domínguez y por otro lado, fue el encargado de recibir a los damnificados y apretarlos para que no hablen ni denuncien. “Vos denuncias algo y terminas en un pozo. Averigua quien soy y cuál es mi prontuario”, fueron las amables palabras de Sergio para con uno de los inversores. Primicia 24 dialogó con parte de la familia Domínguez y la respuesta fue unánime. “Es una situación que a Benjamín le pesa mucho. En la casa, reciben amenazas a diario y él teme por su familia. Es un pibe que tuvo la mala suerte de nacer en una familia vinculada al delito y todo esto lo viene cargando en los hombros. Además, es el que más expuesto está”.

¿Cómo operaba la organización criminal liderada por el hermano de Benjamín Domínguez?

A través de una pantalla de inversiones en criptomonedas y plataformas de trading, Joaquín prometía retornos mensuales en dólares de hasta un 18% mensual. Esto, generó el armado de un enorme sistema piramidal con inversores que quedaron colgando del tintero. A través de plataformas como Deriv.com y RoboForex.com, engaño a sus inversores juntó a Estefanía Arguello, su mujer, quien aparece en varios de los contratos de mutuo y posteriormente, huyó. Luego, como en todo mecanismo ponzi, comenzaron las excusas para los inversores: dinero bloqueado en una cuenta, demora en el pago por problemas en el extranjero y hasta una pelea con su cuñado, quien habría huido con las claves donde atesoraba las criptomonedas, siempre según las palabras del propio Joaquín.

Dentro de los damnificados que hoy reclaman su dinero hay gente de la justicia en La Plata, grandes inversores ligados a los servicios de inteligencia y el Grupo Clarín, un ex representante de Benjamín Domínguez y reconocidas personas de la noche platense. Tiempo atrás, un grupo de 20 víctimas de la estafa piramidal empapelaron toda la ciudad de La Plata y sus alrededores y Joaquín tuvo que huir con Estefanía a Mar del Plata por miedo a represalias. De hecho, la ciudad balnearia fue otro de los principales epicentros de la mega estafa. A través de familiares de Joaquín y su esposa, canalizaron más de U$S100.000 de inversores a los que le prometieron un retorno del 15% mensual en dólares.

Las llamativas similitudes entre Cositorto y Domínguez

Según los registros de la Anses, el joven de 22 años figura como empleado de la Iglesia Universal de La Plata con un módico sueldo. La iglesia, fue más bien, una pantalla para recaudar dinero de los inversores. Uno de los empleados de la sucursal platense en donde desempeño sus labores Joaquín aseguró: “Hoy tanto al padre como a él les sugirieron que dejen de venir por los disturbios que la situación generaba. Son varios los damnificados que vinieron a reclamar a esta casa”. Y agregó, “podes creer en Dios o no. Pero lucrar en su nombre, es un límite”. Los Domínguez encontraron un nicho en la Iglesia Universal de La Plata. Aunque algunas fuentes sospechan de la connivencia de la institución con la banda, al día de hoy, son habladurías.

Quienes frecuentaron a Joaquín desde pequeño, señalan que su personalidad es la de un “psicópata y despiadado” de manual. “Es frio y calculador. Va atrás del dinero sin medir las consecuencias. Entendí que había invertido mi dinero con la persona incorrecta cuando conversé con dos amigos que también invirtieron con él y en el mismo día, nos dio a los tres versiones distintas de donde estaba nuestro dinero”, señaló uno de los damnificados. Hoy, ya no se los ve por La Plata con frecuencia y Sergio cortó todo tipo de vínculo con los damnificados. Su abogado, Juan Ignacio Martínez Gualdoni, sospechado y señalado en la ciudad de las diagonales por entregar información de sus clientes a la policía, asegura que su cliente perdió todo el dinero por malas inversiones y que la familia está esperando a la venta de Benjamín para cumplir con los inversores.

Tal como enseña el “manual del impostor”, Joaquín se encargó de conducir vehículos de alta gama, hacer viajes al extranjero, vestir marcas importadas y usar relojes caros. A través de esta apariencia de self-made man platense, el hermano del delantero de Gimnasia cautivó a sus inversores, familiares y amigos. Intentó poner un gimnasio con otro de los implicados en la banda criminal y hasta prometió un Bot a sus inversores. Las similitudes son tantas que asombran.